En pleno siglo XXI, época tecnológica y supuestamente materialista, las creencias religiosas vuelven a estar en el centro del debate ideológico y político. Despiertan pasiones, conmueven a multitudes, encumbran a ciertos líderes y provocan atentados terroristas. Los partidarios de la ciencia pura y dura se escandalizan, otros en cambio consideran que algún tipo de fe sobrenatural es indispensable para soportar la vida y sobre todo la certeza de la muerte.
En cualquier caso, Dios se abre paso a codazos de nuevo hasta el proscenio del teatro mundial. Este libro trata de la religión o más bien de las religiones: en qué consiste creer, en qué creemos o no creemos y que vinculación guardan estas creencias con la más importante y central de todas, el afán de inmortalidad. Pero también se habla de la verdad, de la diferencia entre credulidad y fe, de las vías no dogmáticas del espíritu, de las implicaciones políticas que tienen las ortodoxias fanáticas, del papel de la formación religiosa en la educación de las democracias laicas, etc... Y también -quizá sobre todo- de cómo puede vivirse cara a lo inevitable, sin concesiones al pánico ni excesos de esperanza. Un libro valiente sobre los espejismos y esperanzas del más allá.
De eso tratan estas páginas: de cómo refundar la vida individual del sí mismo en un espacio hospitalario, legal, democrático y laico sin guarecerse en el colectivismo, en las creencias que nos permiten abdicar a cada uno de nosotros, de lo que somos y de lo que nos espera: la muerte sin esperanza.