Björn lleva dos semanas en su nuevo puesto, en las oficinas de una gran organización, y está decidido a demostrar su valía. Llega media hora antes que sus compañeros, limita al máximo los descansos y renuncia a socializar. Es meticuloso, maniático y engreído, y desde la primera página atrapa nuestra atención. Un día, durante un descanso, descubre en un pasillo la puerta de lo que resultará ser un pequeño cuarto siempre vacío y silencioso, en el que nadie parece haber reparado y del que Björn siempre sale sorprendentemente relajado. A partir de entonces, la atracción que ejerce sobre él la misteriosa habitación lo lleva a comportarse de una manera casi obsesiva.
Con una mirada cargada de humor de tintes surrealistas, Jonas Karlsson penetra en el entorno laboral contemporáneo hasta llegar al meollo: un mundo hipertecnificado, competitivo, despersonalizado... Un ambiente degradado que fomenta la obediencia, el gregarismo y la banalidad. Así, con una lucidez sin concesiones, Karlsson imprime en la imaginación del lector una imagen inquietante de la cultura moderna, del día a día que nos afecta a todos. Sin duda, un libro radicalmente original.
La crítica ha dicho...
«Fascinante. Cada vez que creemos entrever lo que aguarda al protagonista, hace o dice algo que transforma la historia. Minimalismo y surrealismo unidos en una novela breve pero potente.»
De Zondag
«Un libro impecable que acabarás de leer con una sonrisa.»
Knack
«Una obra divertida y extraordinariamente bien ejecutada; una fábula que debería ser lectura obligatoria en las oficinas de todo el mundo.»
Library Journal
«Un drama beckettiano en una oficina de planta abierta.»
Il Giornale
«En parte drama psicológico y en parte visión satírica de la cultura corporativa y de la rutina de los trabajadores alienados que ésta produce. Karlsson consigue crear de forma admirable un relato divertido, surrealista y perturbador.»
Booklist
«Brillante.»
Financial Times
«Este libro fusiona con gran eficacia el thriller nórdico actual con la clásica historia de oficina.»
New York Post
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