Como cada año, el informe, elaborado por un equipo de expertos para el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), clasifica a 177 países por su desarrollo humano. Entre los latinoamericanos, lidera la lista Argentina (puesto 38), seguido de Chile (40), Uruguay (46), Costa Rica (48), Cuba (51), México (52), Panamá (62) y Brasil (70), que figuran entre los países de desarrollo humano alto.
Con desarrollo medio están Venezuela (74), Colombia (75), República Dominicana (87), Perú (87), Ecuador (89), Paraguay (95), El Salvador (103), Nicaragua (110), Bolivia (117), Guatemala (118) y Haití (146).
Los expertos subrayan que el factor climático podría ser determinante en el deterioro de la calidad de vida de los latinoamericanos. Un aumento de la temperatura del planeta en dos grados centígrados supondría pérdidas del 60 por ciento de la producción de maíz de la que dependen dos millones de agricultores mexicanos, explica Kevin Watkins, director del informe.
Otra consecuencia serán más intensas tormentas tropicales, a las que son vulnerables los países de América Central y el Caribe, y una subida del nivel del mar, que haría desaparecer la tercera parte de las playas del Caribe y perjudicaría el abastecimiento de agua dulce en zonas costeras y el turismo, importante fuente de ingresos para esos países.
Según los expertos, el impacto de los desastres naturales es mayor sobre las poblaciones más pobres. No solo se pierden cultivos, sino que también aumenta la malnutrición y el trabajo infantil, al tiempo que empeora su salud. El informe recuerda que cuando el huracán Mitch arrasó Honduras, en 1998, se perdieron entre el 30 y el 40 por ciento de los ingresos procedentes de la cosechas y la pobreza aumentó en el país en un 8 por ciento.
Un retroceso en salud humana sería otra consecuencia, según el documento que destaca la reaparición de enfermedades como el dengue, que afecta a millones de personas en Latinoamérica, se ha detectado en zonas que estaban libres de él y ha alcanzado niveles de epidemia en Brasil, Venezuela, Honduras y El Salvador.
Un factor que contribuye al calentamiento de la Tierra es la deforestación, que afecta especialmente a la Amazonia y reduce la cantidad de carbono capturado de la atmósfera. El informe subraya que en Latinoamérica y el Caribe viven aproximadamente 45 millones de personas sin acceso a electricidad, la mitad de ellos en Haití, Honduras, Bolivia, Nicaragua y Perú, pero la emisión de gases con efecto invernadero de esos países es insignificante en relación a las emisiones totales.
Los expertos calculan que Holanda emite más CO2 que Bolivia, Colombia, Perú, Uruguay y los siete países de Centroamérica juntos. El documento prevé consecuencias irreversibles si los países no aúnan esfuerzos y acuerdan medidas urgentes para combatir el calentamiento de la atmósfera, comenzando por un recorte drástico de las emisiones de CO2.
A ello ayudaría el uso de fuentes energía menos contaminantes, como el etanol a base de caña de azúcar de Brasil, que los expertos consideran un ejemplo, ya que presenta unos costes y un rendimiento mejor que el extraído del maíz, pero su importación choca con las barreras proteccionistas adoptadas por Estados Unidos y Europa.
Para pobres, problema ya es real
Brasilia. Brasil. DPA.- Las catástrofes generadas por el cambio climático ya son hechos reales en algunas de las regiones más pobres del mundo, y podrán alcanzar en el futuro dimensiones 'apocalípticas', advirtió el Informe sobre Desarrollo Humano 2007 divulgado hoy por la ONU.
'Entre los años 2000 y 2004, unas 262 millones de personas resultaron afectadas por desastres climáticos todos los años y más del 98 por ciento de ellas vivían en países en desarrollo', afirma el documento dado a conocer hoy en Brasilia. Según el informe, ese dato comprueba que los pueblos más pobres y que menos han contribuido al cambio climático son las grandes víctimas de sus consecuencias.
'En los países pertenecientes a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), uno de cada 1.500 habitantes ha sido afectado por un desastre climático. La cifra correspondiente para los habitantes de los países en desarrollo es de una por cada 19: un diferencial de riesgo de 79?, apunta el texto.
El documento divulgado por los Programas de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y para el Medio Ambiente (PNUMA) apunta que 'los altos niveles de pobreza y el bajo desarrollo humano limitan la capacidad de los hogares pobres de administrar los riesgos climáticos'.
Según el texto, si el mundo no logra frenar el cambio climático, ese proceso 'puede paralizar y luego revertir el desarrollo humano', mediante caída en la producción agrícola, reducción en las disponibilidades de agua y aumento del hambre y de las enfermedades epidémicas.