Desde los años noventa, y tras veinte años de
reformas en el marco del New Public
Management (NPM), se ha ido introduciendo un
nuevo enfoque de gestión en las administraciones
públicas que persigue incrementar la confianza
de los ciudadanos en la Administración
mediante la mejora de la calidad de los servicios
prestados y la transparencia en la rendición de
cuentas de las entidades públicas.
Paralelamente, las tecnologías de la información
y de la comunicación (TIC) han ido desempeñando
un papel cada vez más relevante y el uso de
Internet se ha configurado como un componente
clave en la mejora de la prestación de servicios
públicos. Así, el gobierno electrónico (e-government)
se ha convertido en uno de los núcleos
básicos de los programas de reforma en la gestión
pública en Europa y los Estados Unidos.
Entre los diversos tipos de afirmaciones positivas
en apoyo a los esfuerzos realizados en materia de
e-government, destacan: 1. Transformación de la
Administración, haciéndola más eficiente y transparente;
2. Aumento en la calidad de los servicios
prestados; 3. Reducción de la burocracia;
4. Mejora de la receptividad y respuesta de las
instituciones públicas a las necesidades de los
ciudadanos; 5. Mejora de los procesos de rendición
de cuentas; 6. Fomento de la participación ciudadana en debates de tipo político, y
7. Restitución de la confianza ciudadana en las
instituciones. Sin embargo, debido a que el desarrollo
del e-government es relativamente reciente,
hasta el momento hay pocos estudios académicos
que evalúen la utilidad de estas iniciativas
como medio para fomentar la transparencia en la
rendición de cuentas de las entidades públicas.