La economía a la intemperie es una obra clave para entender el mundo actual y reflexionar sobre nuestro futuro, como país y como humanidad. Estructurado en tres partes, el libro aborda la relación entre la democracia y los mercados en el contexto político-económico actual, las constantes durante la crisis en España y realiza una aproximación a la compleja situación que probablemente nos espera, concretamente en los aspectos del empleo, igualdad, globalización, sociedad, deuda, capital y vivienda.
Todo ello haciendo un repaso por los paradigmas mejor asentados del pensamiento económico y político contemporáneos: el capitalismo, la democracia, el nuevo socialismo populista (o socialismo del siglo XXI) y el fundamentalismo de los guardianes del mercado; para concluir en una defensa del capitalismo y de la democracia.
Con un estilo sobrio y bien argumentado, que apela a la inteligencia del lector, los autores reclaman una cura de humildad para la economía, que ha de pasar por someter a "la gran señora de las ciencias blandas" a la crítica. Sólo aceptando las limitaciones de la economía podremos entender que no tiene por qué existir un camino predeterminado ni una solución indolora y próspera para nuestros problemas: que no hay un remedio inmediato esperando ahí, a la vuelta de la esquina. Y quien diga lo contrario, o falta a la verdad, o guarda intereses ocultos
La economía a la intemperie pretende devolver al lector aquello que legítimamente le pertenece: sus problemas. Lo que en ningún caso proponen sus autores, sin embargo, es que la necesaria devolución de estos temas a sus propietarios los deba convertir en materia de arbitraje colectivo o de decisiones asamblearias, tomadas sin el debido rigor, sin la debida madurez reflexiva o sin los conocimientos técnicos suficientes.
La apuesta de Andrés González y Rocío Orsi sigue siendo por una democracia representativa, una democracia que necesita de una discusión pública razonada para poder obtener las mejores decisiones electorales, así como una participación más cualificada en la sociedad civil. De ahí que el libro insista en que una economía puesta a la intemperie haya de concebirse como parte de lo que se entiende por un uso público de la razón. Y para esta tarea, todos y cada uno de nosotros somos insustituibles. Como lo somos, en general, en todo aquello que nos importa.
Pero nadie dijo que esta tarea fuera fácil. Si conseguimos mejorar será porque habremos apostado por la cooperación, la libertad, la innovación y la meritocracia. El progreso no está garantizado, pero sí está en nuestras manos como ciudadanos que los incentivos sean los adecuados para intentar ganárnoslo