A diferencia del socialismo real, el capitalismo no llegará a ver su final a menos que lo haga a través de la combinación de un 'shock externo de extrema violencia' y una 'alternativa convincente desde dentro de la sociedad'.
En El fin del capitalismo tal y como lo conocemos, Elmar Altvater sigue al historiador francés Fernand Braudel. La dinámica de las sociedades modernas se debe a la 'trinidad' de racionalidad europea de: dominio mundial, formas sociales capitalistas y energías fósiles. Éstas son las bases de la globalización 'geoeconómica' y el nuevo imperialismo 'geopolítico', una alianza entre la fe neoliberal en el mercado y la fuerza militar del neoconservadurismo. Pero el capitalismo no es ni mucho menos estable y está lejos de estar libre de toda crisis.
Las crisis financieras de las pasadas décadas son responsables de la creciente desigualdad, pobreza y miseria en el mundo. Que la limitación de las energías fósiles y nuclear puede dar lugar a ese 'shock externo de extrema violencia' lo demostraron los huracanes Katrina y Rita: una sociedad capitalista sin petróleo se hunde en el caos. Y desde el seno de las sociedades capitalistas se desarrollan alternativas convincentes: las raíces de una economía solidaria y una sociedad ecológicamente sostenible.
El capitalismo tal y como lo conocemos, está llegando a su fin.