La figura del emprendedor éxito, desde hace años, se ha convertido en un envidiado objetivo para los jóvenes que se inician en el mundo laboral. El trabajo autónomo, para muchas personas que se han visto afectadas por la crisis económica, se ofrece como la mejor y más valiente salida.
El autor José Manuel Martínez Bedia, cuestiona la inocencia de este aparentemente bienintencionado mensaje. En su libro La Burbuja del emprendimiento y la atomización de la clase trabajadora, trata de describir el fenómeno del ensalzamiento de la figura del emprendedor y el trabajador autónomo, señalar a los responsables de esta burbuja y alertar de los efectos de su existencia.
Basándose en su propia experiencia, ya que es socio de una pyme, José Manuel ha volcado sus reflexiones en esta obra. El principal motivo de esta publicación, según indica, "es denunciar que, si ciertos trabajos, desde hace años, están suponiendo una forma estable de pobreza, con el emprendimiento, además, se despoja a muchos trabajadores de los pocos derechos que tenían, como sucede en el caso de los falsos autónomos".
Preguntado por los responsables del fenómeno burbuja, el autor explica que "la clase política postula al emprendedor como el motor del país. Las grandes empresas tratan de aprovecharse de los más débiles y marcar el camino de los más fuertes. Sin embargo, nadie repara hoy en día en que el principal problema, tanto de autónomos como de trabajadores por cuenta ajena, termina siendo el mismo, una cuestión de clase".
Tras una crisis que parece amainar en términos macroeconómicos, pero cuya aparente resolución no convence a la mayor parte de los ciudadanos, "las posibilidades de atomizar a la clase trabajadora que ofrece el emprendimiento son enormes. Modelos como el de la economía colaborativa, las compañías de reparto de comida a domicilio y las VTC, lo están aprovechando" -indica el autor.
En su primera obra, José Manuel es consciente de que "existen numerosas publicaciones de gurús que predican cómo se ha de emprender. En absoluto este ensayo trata de eso, ni siquiera es un texto de denuncia de las desventajas de los emprendedores, aunque algunas se utilicen como argumento". En su introducción explica que en el texto se denuncia "cómo la burbuja del emprendimiento es un instrumento utilizado por los grandes capitales y los estados para apuntalar la brecha entre clases sociales".
Jóvenes empresarios que se estrellan; personas que se ven arrastradas a intentarlo por su cuenta, animadas por las facilidades que da el gobierno para pasar al lado autónomo; y nuevos modelos empresariales, cuya fuerza laboral se nutre de falsos autónomos, son objeto de análisis en este ensayo crítico.
Madrid, verano de 2017. Un repartidor de Glovo me pregunta si sé cómo hay que hacer para alquilar una bicicleta pública de BiciMAD. Tras ayudarle, recorro con la mía las calles de Malasaña rumbo a casa después trabajar. Hoy estoy jodido. Han denegado la ayuda que solicitamos para financiar el proyecto de I+D+i de una startup porque no tienen solvencia. Hace buen tiempo y he salido pronto. Decido volver con calma. Advierto en el camino que hay negocios que no estaban la anterior vez que me fijé en los comercios del barrio. Todos somos emprendedores. Los dueños del comercio que cierra y los de la tienda moderna que abre; los franquiciados del Carrefour Express; el repartidor, que es autónomo; las chicas de la startup, que tendrán que buscar por otro lado la financiación, y yo, que soy socio de una microempresa. Dicen que somos el motor del país, un ejemplo a seguir, el futuro. ¿De dónde sale este mensaje? ¿Quién lo difunde? ¿A quién le interesa? Pienso en nuestros destinos, nuestro día a día y nuestros derechos y me pregunto si más que emprendedores, ¿no somos todos trabajadores? Si lo somos, ¿quién se acuerda de aquello que llamábamos clase trabajadora?

José Manuel Martínez Bedia nació hace 40 años en Madrid. Desde que Internet se lo permitió, no ha dejado de compartir sus opiniones en blogs y en redes sociales donde, cargado de ironía, se enfrenta a todo lo que hace desigual a este mundo. Ingeniero que no ejerce, lleva años coqueteando en modo amateur con varias artes como percusionista, poeta e improvisador teatral. Por fin, se decide a ir en serio como ensayista. En el presente texto vuelca sus ideales y la experiencia acumulada en sus idas y venidas en el mundo de la empresa, en el que acabó fundado una pyme. A pesar de ello, rehúye de la etiqueta de emprendedor, con la que no se identifica, por considerarlo un término burbuja